
Son un conjunto de habilidades que permiten reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como relacionarnos de manera positiva con los demás. Incluyen aspectos como la empatía, la autorregulación, la toma responsable de decisiones, la comunicación asertiva y la resolución pacífica de conflictos. Estas competencias son fundamentales para el bienestar personal, la convivencia y el desarrollo integral.